Una de las trampas más habituales del mercado de las marcas “líderes” del software es permitir que un cliente crea que esta “comprando” un producto. Nada más alejado de la realidad…
Cuando un usuario “compra” software , en la mayoría de los casos lo único que esta haciendo es adquirir un derecho de uso del producto , limitado a la cantidad de usuarios específica por la que haya pagado, y ni siquiera le dan la capacidad de conocer como está construido. Además no tiene garantía: Si funciona mal será problema del usuario y no del fabricante.
Para usar una metáfora , sería algo así como si al comprar un auto, no pudiéramos registrarlo a nuestro nombre , el fabricante no reconoce ninguna garantía sobre el mismo y peor aún, ni siquiera tenemos el derecho a abrir el motor y mirar como esta construido…
Por si fuera poco además tenemos el agravante de que rara vez nos explican que , para seguir usando el producto con confianza y que el mismo se actualice a las cambiantes necesidades legales y de infraestructura , debemos pagar todos los años un importante cargo de mantenimiento que muchas veces llega al 30 % del precio de lista original.
Es decir, en cinco años pagamos el producto, y otro producto y medio adicional…
En realidad la picardía esta en no explicar que el software no se “compra”. Lo que se firma es un contrato de uso. Algo así como el pago de un peaje permanente para poder acceder a nuestros datos ya que de hecho, y en varias de las opciones, el no pagar un “mantenimiento” implica que se perderá el derecho a usar algunas funciones críticas del sistema, o incluso el sistema en si mismo.
Sin embargo existe una alternativa donde – por la naturaleza del producto y sus servicios asociados – la relación entre el proveedor y el usuario no nace de una mentira. Nos referimos al mercado de productos de licencia libre y/o open source.
Cuando implementamos un producto como Libertya ERP o SuiteCRM el mismo permite acceder a su código completo, es decir con la posibilidad de saber como esta construido hasta el más mínimo detalle , y además no se cobra por la cantidad de usuarios que accederán sino por los servicios que estrictamente se pactan entre el proveedor y el usuario para acelerar la puesta en marcha del software y eventualmente dar soporte al mismo.
Aquí no tenemos un “peaje” para acceder a los datos. Tenemos una ruta libre y segura donde además disponemos de todo el conocimiento y el control que queramos sobre la solución a implementar.
De tal modo siempre es conveniente averiguar por el tipo de licencia y capacidad de acceso al código de cualquier producto que estemos decidiendo incorporar.
Los datos de la empresa son hoy el activo más valioso. Es conveniente no dejarlos detrás de una estación de “peaje”.